Hoy en día, son muchos los casos de niñas, niños y adolescentes que afrontan una problemática escolar y social relacionada con algún tipo de conducta en la que uno o varios miembros de un grupo buscan ridiculizarlos, insultarlos, agredirlos, aislarlos e ignorarlos generando en ellos diferentes problemas emocionales que pueden llevarlos a la depresión o incluso al suicidio.
Esta conducta, denominada acoso escolar o bullying, es un tipo de violencia que puede ser verbal, física o psicológica y que como ya se mencionó afecta la salud mental de los niños y jóvenes, convirtiéndolos en personas inseguras, desconfiadas y con baja autoestima todo ello repercutiendo además en el rendimiento escolar y en el desarrollo integral.
Los resultados obtenidos de investigaciones realizadas muestran que el pico más elevado en violencia escolar en educación básica, se da en edades comprendidas entre 8 y 9 años, y a partir de esa edad disminuye hasta cobrar un nuevo protagonismo en la etapa de pre adolescencia para volver a presentar porcentajes importantes entre los 13 y 14 años.
Los agresores por lo general son individuos con una fuerte necesidad de dominar y someter a otros estudiantes, impulsivos e irritables, muestran poca empatía afectiva con sus víctimas, suelen ser agresivos con los adultos, incluidos padres y profesores, pueden presentar otras conductas disóciales como vandalismo, delincuencia y consumo de sustancias, estos chicos generalmente son más fuertes físicamente que el resto de compañeros en general y que las victimas en particular.
Es importante estar atento a los cambios de los estudiantes para identificar situaciones de acoso escolar, por ejemplo, los cambios de comportamiento y/o humor, tristeza, llanto, irritabilidad, pérdida o deterioro de las pertenencias escolares o personales, aparición de golpes, hematomas o rasguños, negativas a relacionarse con sus compañeros.
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